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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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10-10-2018

Suecia en un punto muerto

 

 

 

SURda

Economía

Opinión

Michael Roberts

 

Suecia ha sido durante mucho tiempo el caso ejemplar de la 'economía mixta', del estado social demócrata - en el que el capitalismo se 'moldeado' para proporcionar un estado de bienestar, igualdad y trabajo y condiciones de vida decentes para la mayoría. El resultado de las elecciones generales 2018 ha puesto punto final a esa historia.

En las recientes elecciones, los socialdemócratas, los supuestos abanderados de la 'economía mixta', han seguido siendo el partido más votado, con poco más de 28% de los votos. Pero este es su peor resultado desde las elecciones de 1908. El principal partido pro empresarial, los llamados ‘Moderados', también han perdido votos, consiguiendo el 19,7%. Erosionando a ambos partidos, que se han alternado durante décadas en el gobierno, los llamados Demócratas de Suecia (un oxímoron) -un partido anti-inmigrantes con raíces neonazis-, ha obtenido el 17,7%. Los partidos menores del centro-derecha y la izquierda también han ganado votos: el partido La Izquierda ha obtenido un 8%. El centrista Partido Verde ha sido avasallado y consiguió por los pelos el 4% necesario para entrar en el Parlamento. Las dos alianzas hegemonizadas por la socialdemocracia y los partidos pro-empresariales están virtualmente empatadas con un 40% de los votos, lo que convierte a los demócratas suecos en la balanza del equilibrio de poder en el nuevo parlamento. Tal es el punto muerto.

De todos modos era un espejismo que Suecia fuera una 'tercera vía' entre el capitalismo de libre mercado sin trabas y la economía autocrática dirigista del desaparecido bloque soviético. Los grandes logros del movimiento obrero sueco en el siglo XX paulatinamente han sido revertidos. Y la transferencia a los servicios públicos de algunos de los beneficios de la ingeniería y la industria suecas (propiedad de un puñado de familias) que tuvo lugar en la postguerra, hace décadas que se interrumpió. Al igual que en otras economías capitalistas, las políticas neoliberales -una vuelta al ‘mercado libre', bajos impuestos para los ricos y las empresas, recortes en el estado del bienestar y los salarios reales, el aumento de la desigualdad, etc. - han sido aplicadas en Suecia desde mediados de 1990.

¿Por qué fueron aplicadas en Suecia las políticas neoliberales? Al igual que en otras economías capitalistas, la rentabilidad del capital se redujo drásticamente desde mediados de la década de 1960 (a mediados de la década de 1990 en el caso de Suecia). Después de un boom del crédito que pinchó y una gran crisis bancaria, el celebre sector manufacturero de Suecia entró en una profunda crisis. Fue entonces cuando los principales partidos de Suecia, los socialdemócratas y los moderados, aplicaron con firmeza políticas para impulsar la tasa de ganancia del capital a expensas del estado de bienestar y los servicios públicos.

Puede que Suecia aun tenga una distribución más ‘equitativa' del ingreso y la riqueza que los EEUU y el Reino Unido, pero sigue siendo muy desigual - y la desigualdad ha ido en aumento desde la década de 1990 más rápidamente que el resto de las economías capitalistas avanzadas. En 2012, el ingreso promedio del 10% superior de los perceptores de ingresos fue 6,3 veces mayor que el del 10% inferior. Un aumento importante desde una proporción de 5.75 a 1 en 2007 y de alrededor de 4 a 1 durante gran parte de la década de 1990. El 1% más rico de Suecia vio aumentar su participación en el ingreso antes de impuestos casi el doble, del 4% en 1980 al 7% en 2012. Si se suman las ganancias de capital, la participación en el ingreso del percentil más alto alcanzó el 9% en 2012. Durante el mismo período, la tasa de impuesto sobre la renta marginal máxima se redujo del 87% en 1979 al 57% en 2013.

En Suecia, como en la mayoría de los países nórdicos, las reformas tributarias de la década de 1990 han disminuido la carga tributaria para los hogares más ricos, por ejemplo, con la disminución de impuestos sobre el capital y la reducción o el abandono de los impuestos sobre el patrimonio. Al mismo tiempo, ha habido recortes en las prestaciones sociales para los pobres.

Lo que no se suele recordar es que Suecia ya no es un ejemplo de estado del bienestar. El país es uno de los líderes mundiales en servicios públicos subcontratados y suministrados por el sector privado, pagado por el gobierno. Alrededor de un tercio de todas las escuelas secundarias suecas son las denominadas 'escuelas libres', y la mayoría de ellas propiedad de empresas con fines de lucro, mientras que alrededor del 40% de la atención sanitaria primaria es de propiedad privada. Los servicios públicos ha sido subcontratado en detrimento de la calidad. Los colegios suecos han pasado de ser de los mejores del mundo, en términos de las evaluaciones internacionales, a ser “de los más mediocres”.

El auge de los demócratas suecos sigue el patrón del llamado populismo , que hemos visto en Alemania, Francia, Italia, Dinamarca y otros países de la UE, así como con el Brexit en el Reino Unido y Trump en los EE UU. Es el producto del fracaso del capitalismo después del final de su Edad de Oro a mediados de la década de 1960, pero sobre todo después de la crisis financiera global, la Gran Recesión y la consiguiente Larga Depresión.

El capitalismo sueco, como Alemania en parte (sólo que mucho más pequeño), ha corrido mejor suerte que la mayoría de las otras economías capitalistas desde 2008. Pero incluso en Suecia, la tasa de crecimiento económico se ha desacelerado en los últimos decenios y en particular desde 2008.

El desempleo puede ser bajo para los estándares de la UE, pero la cifra oficial se esconde mediante los programas de trabajo (al estilo alemán) y las bajas por enfermedad. Al igual que en Alemania, muchos puestos de trabajo son ahora 'precarios' y mal pagados, sobre todo en las ciudades pequeñas. Y se han aplicado importantes recortes del gasto público en hospitales, escuelas, vivienda, pensiones y transporte.

Y además está la inmigración. Más de 600.000 inmigrantes de Oriente Medio han llegado al país desde el desastre sirio-iraquí (gráfico siguiente). Muchos inmigrantes son jóvenes solteros y han ayudado a las empresas capitalistas y el sector estatal a superar una importante escasez de mano de obra de baja cualificación laboral. Pero la cantidad de inmigrantes por habitante es mucho mayor que en cualquier otra economía europea y ha aumentado la presión sobre los servicios públicos, que ya se han visto afectados por políticas neoliberales.

Ha habido un enorme boom de la vivienda impulsada por los bajos tipos de interés y de crédito. Eso ha beneficiado a las clases medias y altas, pero la clase obrera y los inmigrantes tienen grandes problemas para conseguir una vivienda adecuada (gráfico: lista de espera para las viviendas de alquiler en Estocolmo).

Suecia todavía crece mucho más rápido que la mayor parte del resto de Europa, pero depende mucho del crecimiento del comercio mundial y de la fortaleza de la actividad económica en Europa. El fuerte crecimiento ha sido impulsado por un nuevo auge del consumo, alimentado por el crédito como en la década de 1980, así como del valor adicional de mano de obra inmigrante.

Estocolmo tiene el segundo mercado de la vivienda más inflado del mundo, mientras el sector bancario vive una enorme bonanza. Los bancos suecos poseen actualmente activos que suponen cuatro veces el PIB nacional, sólo superados por Suiza. La década de 1980 se repite.

El crecimiento del PIB real parece fuerte por encima del 3% anual. Pero si se descuenta el impacto de la mano de obra inmigrante adicional, el crecimiento del PIB real por habitante es mucho más bajo (por debajo del 1% en 2017). El crecimiento real per cápita se acercará de media sólo al 1% en la próxima década hasta 2026, según el Instituto Nacional de Investigación Económica de Suecia.

Los pequeños pueblos en Suecia han sufrido salarios bajos, peores servicios y posteriormente la afluencia de nuevos inmigrantes. Este es el caldo de cultivo del mensaje racista y nacionalista de los Demócratas de Suecia a los suecos'. Los socialdemócratas están pagando su apoyo al capitalismo y las políticas neoliberales de los últimos 20 años.

https://thenextrecession.wordpress.com/2018/09/10/sweden-in-deadlock/

Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.



 

 

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